Temporada 2
Aunque la idea original de Nasdrovia tiene su origen en la novela “El hombre que odiaba a Paulo Coelho”, siempre tuvimos claro que queríamos hacer una adaptación con personalidad propia. Para ello, respetamos el punto de partida del libro; dos abogados divorciados y esnobs que en plena crisis de los 40 deciden abrir un restaurante ruso con un cocinero un tanto excéntrico y por una serie de casualidades se convierte en el favorito del jefe de mafia rusa. A partir de ahí, decidimos intervenir para sacarle el máximo provecho a este concepto.
Para empezar, cambiamos la voz del narrador. En la novela era Julián el que interpelaba constantemente al lector, sin embargo, en Nasdrovia decidimos que fuese Edurne la que rompiese la cuarta pared. Nos parecía que tener una protagonista femenina divertida y con carácter nos ayudaba a contrarrestar el universo testosterónico de la mafia rusa. Además, le añadimos otra particularidad; Edurne tiene ensoñaciones o fantasías recurrentes que comparte solo con el espectador.
Otro de los grandes cambios que llevamos a cabo fue el carácter de los mafiosos rusos. Si bien en la novela son personajes duros, arquetipos de la concepción general que tenemos todos de cómo debe ser un mafioso, en Nasdrovia son tiernos y divertidos; hablan de Instagram, de series de televisión o de sus problemas de pareja. Optamos por este camino después de darnos cuenta de que no nos interesaba construir unos mafiosos duros como los de Promesas del Este (y probablemente no hubiéramos sabido) así que intentamos hacerlos más parecidos a nosotros. Eso nos daba la posibilidad de que fuesen creíbles y multiplicaba las opciones de comedia.
Pero, sin duda, el reto más complicado de todos, fue marcar el tono de Nasdrovia, donde además de comedia, hay thriller. Es una combinación muy atractiva, pero que obliga a que todos nuestros personajes, además de ser divertidos, actúen con coherencia y desde la verdad. Es decir, les debe afectar todo lo que les está pasando; desde una amenaza a un asesinato, pasando por la posibilidad de terminar en la cárcel. Haber encontrado ese difícil equilibrio, no solo es virtud del guión, también de la dirección de Marc Vigil y de la sobresaliente actuación de Leonor Watling y Hugo Silva. Gracias a ellos el resultado es mucho mejor del que jamás hubiéramos pensado.